Otro aspecto positivo que el aceite de oliva ofrece en el ámbito de la salud, es la mejora y en parte también cura de los problemas digestivos y del estómago. Las personas que sufren de úlceras gástricas pueden aliviar su condición con el consumo regular de aceite de oliva. La digestión es también mejorada por su ingestión y el estreñimiento se puede evitar con una cucharada diaria del precioso aceite. Las hemorroides también se pueden prevenir, e incluso cuando éstas ya están presentes, se puede lograr una mejora notable en esta aflicción.
Existe una fuerte evidencia de que el ácido oleico limita la producción excesiva del ácido estomacal y la formación de cálculos biliares. En niños, se ha demostrado que el ácido oleico es absorbido mejor que la grasa de la mantequilla. Y hablando de hijos: la composición grasa del aceite de oliva es la más similar a la leche materna.
Un estudio de amplio alcance acerca de la bacteria estomacal «helicobacter pylori», la cual se ha vuelto resistente a los antibióticos, fue realizado por científicos españoles. Estos descubrieron que los compuestos químicos en el aceite de oliva pueden ser de ayuda a las personas que tienen problemas con la bacteria (Febrero 2007 – Universidad de Sevilla). La bacteria puede habitar en el estómago humano y se le pueden atribuir una serie de enfermedades, entre ellas, úlceras en el tracto digestivo y cáncer de estómago. En condiciones controladas, los científicos demostraron que el aceite de oliva virgen contiene una serie de compuestos que incluso pueden matar formas resistentes de la bacteria. Se demostró en el experimento que los compuestos pasan del aceite a las secreciones estomacales y pueden permanecer estables en su ambiente ácido durante varias horas. Allí exhiben un comportamiento bactericida (es decir, matando a bacterias) en ocho cepas del «helicobacter pylori», de las cuales tres son resistentes a antibióticos.